A lo largo de mi vida, he combinado el asfalto con todo tipo de vehículos y el automovilismo de velocidad no es una excepción.
En 2018, por ejemplo, Ducati me invitó a las 24 Horas de Nurburgring con una agenda realmente cargada. Por un lado, rodé con la Panigale justo antes de la prueba, teniendo la oportunidad de protagonizar la apertura de esta mítica prueba, pero sobretodo, pude disfrutar de la competición automovilística participando en dos mangas de la Audi Sport R8 LMS Cup y lo cierto es que todo fue sobre ruedas porque acabé segundo de la categoría GT4 en ambas y en la segunda estuve luchando por la victoria hasta la última curva..
Lo que más impresionó fue la frenada y el paso por curva del R8, además de las líneas distintas de trazada. En el fondo, sobre dos o cuatro ruedas, el planteamiento general es el mismo: se trata de buscar los límites y trabajar en ellos además de dedicarle tiempo, concentración y esfuerzo a la puesta a punto.
Pilotar una moto implica levantarla lo antes posible para abrir gas inmediatamente, mientras que al volante, el objetivo es el de dejar correr el coche hacia el exterior de la curva y aprovechar la pista al máximo.
Y cuando el asfalto se llena de nieve como en las G-Series de Andorra, toca disfrutar al máximo!!