La pregunta típica y tópica de “mar o montaña” tiene una fácil y apasionada respuesta para mí: montaña, siempre montaña. En invierno o en verano, en cualquier estación del año y por cualquier motivo.
Desde muy pequeño me ha atraído mucho la montaña, la naturaleza, la sensación de respirar a pulmón abierto, haciendo ejercicio o simplemente disfrutando de cualquier tipo de actividad.
En invierno no puedo estar sin la nieve, sin calzarme esquíes de montaña o de fondo y, ocasionalmente, la tabla de surf para deslizarme sobre cualquier tipo de superficie nevada y cuando el clima cambia, el trekking y la escalada toman el relevo.
Ya se sabe: ¡la cabra tira al monte! y yo soy un buen ejemplo de ello.