Ilusión y ganas tremendas, una buena moto, como era la Honda, y un equipo experto y con una gran trayectoria como el Ten Kate. Mi relación con el Campeonato del Mundo de Superbike no podía empezar de mejor forma… ni seguir peor.
Mi relación con HRC era buena pese a que la temporada 2007 no había sido para tirar cohetes desde el punto de vista de la competitividad de la moto de MotoGP. Fruto de dicha relación, surgió el ofrecimiento de competir en el Campeonato del Mundo de Superbikes formando parte del, por entonces equipo oficial de la marca, Ten Kate.
Un año antes, habían logrado el título mundial con James Toseland y acumulaban también seis títulos de Supersport. Tocaba adaptarse, entender la moto y la categoría, correr dos carreras por día y conseguir buenos resultados mientras realizaba todas esas tareas.
La temporada fue positiva porque fui competitivo desde el principio pese a volver a empezar de cero en un nuevo proyecto para mí. La moto iba bien, yo me sentía a gusto y, aunque se trataba de mi primer año en la categoría, ya me situé entre los favoritos, ganando dos mangas y sumando a dichos triunfos cinco podios más. Acabé cuarto en el Campeonato tras grandes pilotos como Bayliss, Corser o Haga, pero, a medida que avanzaba el año, parecía que Honda se iba quedando atrás.
La confirmación del retroceso de la marca del ala dorada, la pudimos comprobar al probar el nuevo modelo ya a principios de temporada. Esperábamos de ella más de lo que nos acabó aportando.
El punto más emotivo y brillante de la temporada, fue, sin duda, el triunfo en las 8 Horas de Suzuka. Formando pareja con Ryuichi Kiyonari en el equipo Dream Honda Racing Team, logramos el triunfo con una vuelta de ventaja sobre la Suzuki Yoshimura de Sakai y Watanabe. Fue una semana inolvidable por lo que representa esta mítica carrera y por todo lo que hicimos para lograr el triunfo.
A lo largo de la prueba nos penalizaron con 30 segundos por exceso de velocidad en el pit-lane. A primera hora de la tarde cayó un chaparrón y hubo otras incidencias, pero nada de ello frenó nuestro camino hacia el triunfo final.
Un año después, en 2009, se cumplieron mis malos augurios respecto a la moto. No evolucionamos en ningún sentido por distintos motivos. Definitivamente, no pilotaba tan a gusto. No podía hacer lo mismo y los resultados así lo demostraron. Además, la competencia había crecido muchísimo porque nuestros rivales habían dado un paso adelante. Solo pude pisar el podio cuatro veces y en ninguna de ellas lo hice en el peldaño más alto ya que no logré ningún triunfo. Acabé séptimo en el Campeonato y con el convencimiento de que tocaba un cambio de aires.